Con esta idea de Jeromina Juan la reutilización de elementos usados puede ser doble: por un lado empleamos los bricks vacíos, en lugar de llevarlos a reciclar, y por otro los restos de pintura de pizarra, o trozos de adhesivo de pizarra, que nos hayan sobrado de la realización de otras manualidades.
El trabajo parece muy sencillo. Primero cortamos la parte superior de los bricks elegidos con unas tijeras bien afiladas y después de lavarlos bien los forramos con el adhesivo o los pintamos y dejamos secar cuidadosamente.
Para componer nuestro paisaje urbano lo ideal sería que los bricks fueran de tamaños diferentes, tanto en altura como en grosor, igual que si se tratara de edificios reales. Una vez terminado el fondo los podemos decorar a nuestro gusto con las tizas: bien con trazos blancos o amarillos a modo de pequeñas ventanas iluminadas o con dibujos o perfiles de monumentos emblemáticos, tal como vemos en la imagen. Ya sólo nos queda pensar qué vamos a poner dentro, tacos de notas, plantitas, lapiceros… aunque eso, como siempre, depende de nuestra imaginación.
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